Deporte profesional disfrazado de amateur

Mikel Polo

Autor: Mikel Polo

Hace prácticamente dos años que aterricé en Tarragona con la ilusión de un niño con zapatos nuevos, dispuesto a disfrutar del baloncesto como medio de vida. Desde entonces he mamado otro modo de vivir el deporte, con una estructura mucho mas profesionalizada. En esta primera intervención en el blog trataré de plasmar las diferencias que he encontrado entre la gestión de este deporte en ambas comunidades.

Si nos atenemos a mi experiencia personal, ya hay un hecho que deja a las claras una de las diferencia principales entre como se vive el baloncesto en Euskal Herria y Catalunya. Cuando me planteé vivir como profesional de este deporte no dudé en llamar a las puertas de clubes catalanes, porque al nivel en el que estaba entrenando en Bizkaia, creía poder optar a esta alternativa. Cabe decir que mi planteamiento llegó en un mal momento, en un momento en el que la crisis económica había explotado y dificultado esas aspiraciones, pero, en efecto, se me abrieron varias puertas.

Una vez inmerso en el baloncesto catalán me he encontrado con la que creo es una de las grandes claves para que Catalunya atesore un grandísimo nivel competitivo, ya no solo en el baloncesto, sino en el ámbito deportivo en general. Hablo de la estructura de los clubes o las entidades deportivas. A pesar de sufrir una situación económica precaria, prácticamente todos los clubes tienen más de un coordinador en nómina, supervisando de cerca el trabajo de los entrenadores en cada sección: coordinador de escuela o de pelota pequeña, el de pelota intermedia, el de pelota grande, aquel que supervisa las competiciones, coordinador de masculino, coordinador de femenino, etc.

Todos estos profesionales están a su vez coordinados del Director Técnico, quién es parte de un Área Deportiva en el que intervienen miembros de la Junta Directiva. En muchos casos estamos hablando de clubes “amateurs”. Estos organigramas abarcan pues un mayor seguimiento del trabajo de los técnicos en pista, que además de facilitar la formación de los entrenadores, facilita indirectamente el crecimiento de niños y jóvenes.

Con todo ello, quién lea mi artículo estará pensando aquello de “en todos los sitios cuecen habas”. El basket de Catalunya no se salva de ese dicho. Para empezar, ni las estructuras mas profesionales evitan que en muchos casos se sacrifique la formación en beneficio del resultadismo o del egocentrismo de algunos profesionales, e incluso se podría decir que de ese clima de tensión competitiva que se respira por estos lares se originan malas costumbres en ciertos apartados sociales. Por ejemplo, me atrevería a decir que esta vertiente sirve de acicate a los padres para mostrar su lado mas “oscuro” en el deporte escolar. Esta es una fuente de conflictos constante que merece un análisis mas profundo que dejaremos para otra ocasión.

Evidentemente, al igual que en Euskal Herria, en Catalunya también hay lugar para el basket social, para planteamientos mas humildes, para aquellas entidades que no aspiran a otra cosa que ofrecer una actividad deportiva a los niños, pero la gran conclusión al que he llegado en mis primeros años de vivencia en estas tierras, es que se trata de un deporte amateur disfrazado de profesional, o ¿tal vez estemos hablando de un deporte profesional disfrazado de amateur? En próximos capítulos intentaré responder a esa pregunta. Sirva este texto como una primera toma de contacto para la reflexión.

 

Mikel Polo es Periodista y entrenador de baloncesto

 

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One comment

  1. Koldo Tellitu dice:

    Desde que tenemos el nuevo modelo de Liga vasca creo que el basket de base en Euskal Herria camina hacia, como bien dice Mikel, esa gran cuestion, basket amateur disfrazado de profesional que es complicado llevar adelante, jugadores/as que si quieren estar en primera fila en esta liga tienen que dar el maximo, sin olvidar estudios (en unos años decisivos para su futuro), familia, amigos y claro año a año, vemos que a muchos les resulta muy duro seguirlo. Ademas compitiendo con algun equipo profesional casi al 100%, tras las excelentes competiciones de este año, el año que viene tenemos una liga Junior masculina, que no solo creo que nada tiene que envidiar a la cataluna, sino que probablemente sera mas dura, por calidad y cantidad. Interesante tema y sobre todo tenemos que preguntarnos, como podemos ayudar a estos chavales a que poder afrontar esa dialectica en unos años tan dificiles para ellos

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