@Naia Fernández / Prensa Bizkaiabasket
Este fin de semana arranca la competición en Senior de Segunda Femenina en Bizkaia y revisando los participantes echo de menos al CD Güerto. El equipo de Barakaldo no es un histórico, no ha cosechado grandes logros en competición, no tiene jugadoras estrella, sus técnicos no tienen una trayectoria espectacular, pero… ¿de verdad que eso es lo más importante?
Como entrenadores o directivos, decimos que tratamos de mejorar a los jugadores, queremos que tengan una mejor mecánica de tiro, que lean el juego, que sean capaces de superar a sus rivales en el uno contra uno, que sean verticales y no sé cuántas cosas más. También agitamos la bandera de que es importante el trabajo en equipo, la solidaridad, hay que premiar el esfuerzo y no sé cuántas cosas más. Claro que a veces los entrenadores y directivos no somos cien por cien coherentes, arriamos la bandera anterior y nos vendemos al resultado. Claro que con esta afirmación muchos se sentirán ofendidos. Hablo en primera persona del plural, cada uno es libre de ofenderse o no.
Y con todo esto a veces nos olvidamos de si las niñas y los niños se están divirtiendo con esto del baloncesto o no. Y ahí es donde el CD Güerto era el campeón. Un club con un solo equipo, resultado de la escisión de otro club de Barakaldo, con una plantilla de jugadoras veteranas, con dos amatxus, y tras cuatro temporadas bajan la persiana. Una pena.
Las conocí en el último partido de la liga 2015/16, yo como entrenadora del Zornotza ST nos enfrentábamos a ellas. Había algo raro, gente emocionada, sacándose fotos al principio del partido. No entendía muy bien. Al final del partido pude hablar con sus entrenadores Edgar Benito y Joseba Donnay y con la capitana, Quintela.
Lo primero que me explicaba Joseba es que el equipo no sale porque “es muy difícil encontrar gente que quiera jugar en senior, y más aún sin tener equipos júniors y cadetes”. Premio. Ahí está uno de los primeros dramas del baloncesto femenino en particular y del deporte femenino en general, el paso de júniors a séniors donde acaba la trayectoria deportiva del 70% de las jugadoras –sino más- por decisión propia. Inexplicable.
En el CD Güerto la clave de la continuidad ha venido marcada “por la amistad”. En estas cuatro temporadas interesante ver cómo unas han sido amatxus y han seguido comprometidas y han podido compaginar. Lo explica una de ellas, la capitana Quintela: “Con ayuda se puede hacer de todo. En este caso ha sido gracias al aita, pero si se quiere se puede seguir jugando a baloncesto aún siendo amatxu. Está claro que físicamente no puedes llegar porque no te puedes preparar igual, pero las ganas de jugar no te las quita nadie”.
Y ahí está la clave, “las ganas de jugar no te las quita nadie”. Se han quedado con las ganas de jugar una fase de ascenso, parecían que pese a su veteranía las júniors eran ellas por su mala cabeza en los partidos, han perdido más encuentros de los que les hubiera gustado pero al final de cada partido Quintela nos da otra de las máximas del CD Güerto: “Aunque perdiéramos siempre hay alguna celebración, siempre hay una merendola” y como finaliza entre risas “hay que acabar con buen sabor de boca”.
Está claro, las ganas no las quita nadie, ni un mal entrenador, ni una mala decisión directiva, ni los estudios, ni el ser madre. Si la jugadora quiere jugar, puede seguir haciéndolo. Y aunque a todos nos gusta ganar, encontremos la forma de salir con buen sabor de boca de un partido, ¡por favor! Bien con una merendola, o con una buena charla técnica, con lo que se quiera, me da igual, todo vale para ese fin: acabar el partido con buen sabor de boca.
Para mí fue una lección más. Espero que a alguno más le sirva, y entendamos que el baloncesto debe de ser diversión.
¡Feliz temporada a todas y todos!
